Muy poca gente, pero el vaho aún pesaba en el aire. Una botella de champaña en la hielera, las copas y el silencio. Una rebelde y un escéptico escarbando recuerdos e impertinencias.
Horas antes tuvieron que comenzar con las traiciones. Ahora, cuando las pústulas por fin habían sido desinfectadas, ya no quedaba casi nadie en aquél pub de bajo el puente cuyas sombras tragaba el alba.
Alzaron sus copas. En la solitaria pantalla encendida, Eric Clapton decía: with every mistake we must surely be learning. Quizá era tarde para atender el mensaje y solo había que seguir con los ojos el magistral guitarreo de Manolenta.
El sol barranquino les conminó. Se miraron, tomaron sus cosas y salieron. Lejos, allá por Magdalena, cielo y mar eran una misma plomiza gama.
DE: Y ENTONCES Derechos Reservados Copyright 2017 de Rogger Alzamora Quijano
Alzaron sus copas. En la solitaria pantalla encendida, Eric Clapton decía: with every mistake we must surely be learning. Quizá era tarde para atender el mensaje y solo había que seguir con los ojos el magistral guitarreo de Manolenta.
El sol barranquino les conminó. Se miraron, tomaron sus cosas y salieron. Lejos, allá por Magdalena, cielo y mar eran una misma plomiza gama.
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