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lunes, 31 de diciembre de 2018
MESA DE FIN DE AÑO
Escribe Rogger Alzamora Quijano
¿Estamos todos? ¿Falta alguien?
Hagamos un recuento en la mesa imaginaria donde la noche vieja nuestros seres queridos se sientan.
Si no hay silla vacía, ya podemos celebrar los trescientos sesenta y cinco días transcurridos con ellos, superando todo tipo de peligros, enfermedades y contingencias. Llegar todos al último día del año es una verdadera proeza, aunque no nos hayamos detenido a pensar en ello. Por más que parezca normal, usual, natural, no lo es. Desconocemos los peligros que hemos esquivado sin saberlo. Desde que ponemos el pie en el suelo al levantarnos, salir de casa, cruzar el semáforo, caminar por las calles, llegar al destino y regresar indemne son complejas coincidencias que nos permiten arribar sanos y salvos a nuestro destino.
Por eso, si están todos en la mesa, celebra la vida. Si alguien falta, no basta recordarlo, ni extrañarlo. Nadie podrá sustituirlo.
No celebres el éxito o el fracaso. Se van y regresan. Celebra la vida, tu vida y la de los que amas.
Si tu mesa está completa, celebra la proeza de estar vivo.
Derechos Reservados Copyright 2019 de Rogger Alzamora Quijano
domingo, 9 de diciembre de 2018
TE HUELO A NIÑA
Debes estar durmiendo. Alguna tristona melodía de Marcello sonará en tu cama de plaza y media, desde un opaco oboe. Está moribunda tu celebración. Mañana hay que trabajar. Te veo desde mi escritorio. Algo quedará de tu pelo enrulado ante el que sonreías, en la única foto que guardo. Y definitivamente el fondo temible de tus ojos.
¿Caiste exhausta de tanto amor, de tanta gente y de tanta hipocresía? Sonreías sin saber muy bien por qué. Total, te da miedo alejarte de la vida que vives, muy lejos de la que hubieras querido para ti. Te sirvieron tu comida favorita, como si con eso te llenaran el alma. Te engatusaron con elogios y con tanto buen presagio. Ya eres una mujer, aunque todavía huelas a niña.
Tienes miedo cuando ocultas lo que en verdad miras. Tienes miedo de ti, más que de él. Este cumpleaños no te libra de la mentira. Porque te sonrojas cuando lees a hurtadillas el poema que crees que escribí para ti. Le buscas mil ángulos, crees estar descubriendo tácitos señuelos, que quizá no lo son. Crees ver mucho más de lo que ves. Y presientes lo que nunca estuvo detrás.
No hay nosotros. No sabes si estoy. No sabes si soy o fui. Si te pienso. Si existes. No sabes ni sabrás si escribí para ti.
Toma tu almohada y trata de dormir, cerca de aquella barba, como quien se guarece bajo un hueco paraguas. Estira tus piernas cerca de él. Enróscate como una lombriz antes de soñar, y no te conmuevas ante los largos trancos de los chelos y el clavicordio. Quédate con el frívolo "feliz cumpleaños", para no sumergirte en el segundo movimiento del viejo adagio.
Es medianoche y calla el presto. Debes cargar otro año más a tu cuenta de veintitantos, mientras yo pierdo el duelo con mi computador.
Derechos Reservados © 2018 de Rogger Alzamora Quijano
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