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lunes, 29 de diciembre de 2014
TANIA
Es año nuevo.
Siempre he pensado que el primero de enero es el día más triste del año. Las calles no solo están en silencio, están vacías. Es verano en Lima. El mismo sol de todos los años nuevos: un sol inútil.
He salido. Llevo lentes oscuros, sandalias y sombrero. El silencio contagia, aprisiona, coarta. Habitualmente soy parco. Igual, es demasiado el silencio del año nuevo. Lo peor no es que todo esté cerrado, sino que ni el hambre puede evitar este silencio que aplasta.
Llegan los tibios murmullos de los árboles. No sé si estoy buscando algo o solo quiero comprobar la vacuidad del primer día del año. Los semáforos funcionan para nadie. Cruzo. Hasta podría caminar sin prisa por la pista. Esto no es armonía, como dicen algunos, esto es vacío.
He llegado al parque, donde habitualmente corro. Sólo dos bancas ocupadas de un total de catorce. Vuelvo a contar, son quince. Hay dos parejas de enamorados, distantes una de otra. El mismo ritual: se miran, hablan, sonríen, se acarician, se seducen. Me he quedado parado. Esto mismo solíamos ver con Tania, desde la ventana del séptimo piso del hotel, cada fin de mes. Más abajo flamean las descoloridas banderas que pretenden darle categoría a este hotel de medio pelo.
Un tipo cruza intempestivamente. Rompe mi abstracción. La vida está llena de paréntesis. Nos apartan de la realidad, de la sensatez, de la cordura, de la razón.
Tania.
¿Qué estará haciendo en este momento? ¿Dibujando eses en las arenas de playas ignotas? ¿Corriendo, cual gacela montaraz por las colinas provincianas? ¿Echando vapores de hirviente aliento en las gélidas calles nórdicas? ¿Gastando el tiempo en los pasillos de cines, bares, mercados y hoteles? ¿Buscando en iglesias, mezquitas y sinagogas la fe perdida? ¿Soslayando sus traiciones en puertos olvidados, cruceros absurdos y románticos trenes? ¿Reemplazando sus sueños con falsos afectos?
Suena mi teléfono.
Es Paco. Me dice: ¡Feliz año nuevo!... (Silencio) ¡Hey flaco, desmodórrate! (Silencio).
Piensa que se cortó la llamada, por eso vuelve a decir: Alex, ¿me escuchas?
Le digo que sí, que qué pasa, que para qué me llama.
Paco suelta un improperio. Te llamaba para deserte feliz año. Y cuelga.
Que no joda.
De la colección: EL JUEGO DE LA VIDA © 2014 Rogger Alzamora Quijano
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Lindo texto. Buena narrativa, el oficio...el don, se pone de manifiesto entre las lineas de esta remembranza. ツ
ResponderEliminarGracias!
EliminarTales son los días sin razón: uno de enero y siempre cargan las culpas del año que pasó. Me identifico.
ResponderEliminarSiempre me ha gustado tu estilo de acuñar frases claves en lo que escribes: "la vida está llena de paréntesis". Lo sé. De acuerdo, ahora mismo entro en uno voluntario, deseado. Hasta luego.
ResponderEliminar👀Moni.