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domingo, 29 de abril de 2012
DÍA UNO
Y me elegiste para ejercitar tu poder.
No quise sortear tu provocación. Era el bicho elegido para tu faena.
Plaza llena hasta la bandera, tres vibrantes tercios. Trompeta aguda.
Espada para matar los episodios mejores de nuestras vidas.
No fue una cuestión dialéctica sino simplemente tu visión del mundo.
De cuando te da por tener algo que ni te importa ni rehusas.
El rojo inflama mis pupilas. Precioso señuelo en pos de mi suerte.
Voy, rascando la arena, cauto y candoroso, hacia la trampa.
Ciego Solo Abismo Encrucijada.
Transpiras tus promesas. Lívida como en la infancia, pero serena.
Ejerciendo el poder de tu espada ante el aplauso del respetable.
Debo acudir, desafiar el estoque con pronto quite.
Negro Noche Cúspide Lamento. Repentino y honroso trance.
Tú, que en el afán de acertar yerras hipotecas tu vergüenza.
Bregar me pide mi ralea. Tambaleo, vomito, busco mi querencia.
Lejos del centro cerca de tus pies. De tu displicencia.
Incauto me arrodillo. Te acercas y preparas descabello,
resignada a un premio consuelo.
El fin no justifica. Ningún aplauso remoja tu desdicha.
Mi nariz sanguinolenta resopla la arena.
Te burlas sabiéndome inerme. Temes que regrese.
No crees en mi agonía.
Fiel a mi abolengo voy muriendo con los ojos abiertos
para seguir estrujando tu derrota.
De: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2006 de Rogger Alzamora Quijano
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Toda una faena de poder y soberbia. Me encantan las imágenes y la cuasi prosa taurina para describir el dominio y la claudicación. Una muerte honrosa es una muerte también.
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