Está en el vértice de tu escote el reflejo de mis ojos.
Un vacío que me traga cuando te miro.
Que me muerde con dientes de gloria.
No veo que tu boca me prohíba,
ni tu mejilla rosada incógnita
ni tus manos vacilantes, ni tu aliento.
No veo tu mirada cuchillo.
No veo tu nariz soberbia.
Continúo.
Nada puede con mi abstracción.
Ninguna decencia con tu casual transparencia.
En el vértice de tu escote queda mi cerebro esparcido
harto de imaginar.
DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2007 de Rogger Alzamora Quijano
Ufff!! Cuanta pasión... afortunada quien pueda inspirar tanto en un hombre...maravilloso.
ResponderEliminarGracias lector(a).
ResponderEliminarBienvenidos(as) los afortunados(as) que pueden amar y dejarse amar. Soy feliz inspirándome en vosotros(as).
Tienes toda la razón... la vida esta plagada de maravillosos ejemplos de los cuales tus letras son las transmisoras de semejantes emociones. Porque quien ha amado siempre contará con la fortuna de volver a amar...porque en el amor nada es suficiente. Saludos.
ResponderEliminarGracias por concederme generosamente el rol que he buscado cada día y con cada letra: el de transmitir emociones. En el amor nada es suficiente, tú lo has dicho sabiamente.
ResponderEliminarMi agradecimiento y mis saludos también para ti.
Un buen ejercicio de imaginación tu poema. Descripción sutil y febriles ansias como expresión del deseo.
ResponderEliminarJ.