Ya no hay nada que decir.
Tus ojos podrán morir de mí
pero tus manos ya dejaron de sentir.
Tu sonrisa abarca
lo que sus brazos no aprietan.
La luna alumbra tu sombra.
Ya no hay nada que decir.
Que en las aulas los compañeros aplasten mi nombre.
Que en la calle me ignores para ponerte a prueba.
Que abdiques de mi sonrisa y me apuñales con tu desdén.
Ya no hay nada que decir.
Capitularé en desventaja,
para que un pedazo de mi orgullo sobreviva.
DE: 40 POEMAS Y OTROS TANTOS DESMANES Copyright © 1997 de Rogger Alzamora Quijano
Al orgullo (como al enemigo) ni agua. No habrá capitulación, te arrasarán con tu orgullo en desbandada. Es lo que hay... Ah, y el texto es poderoso, por si a tu orgullo le sirve de consuelo.
ResponderEliminarAbrazos
A ve es se elige la soberbia en lugar de la humildad... Y se pierde.
ResponderEliminarJ.
Pues sí Amando, en esos casos quizá uno se quede atrapado entre la espada del orgullo y la pared del consuelo.
ResponderEliminarGracias. Abrazos también.
Josephine, no tengo cómo refutarte.
ResponderEliminarGracias.