de pronto me hallé sin ti
viviendo tranquilo y sin resquemores
mirándote desde las Vanidades de las salas de espera
con tus ojos devastados por enormes y apócrifas pestañas
qué bien y cuán lejos estoy con mi quebradiza certeza
seguro y fuera de la soberbia que por sombra te acompaña
he vencido finalmente tu tiranía
pagué por volver a mi alma cautiva
crucé sin miedo tu arrogancia
tu vida plana y sibarita
ataviado con mi discreto atuendo
cobijo para el dolor del alma
al cabo mi madre amainó con su manos mi fiebre
y me ofreció la bendición de un té caliente
DE: versos
conversos Derechos Reservados © 2010 Rogger Alzamora Quijano
Es lindo tu DÍA NUEVE, sobre todo la seguridad que expresa ante lo que no le fue del todo benévolo...
ResponderEliminarY nada como el cariño absoluto de una madre para apaciguar un corazón herido...receta infalible.