Tu música no se fue y las tardes no han muerto.
Mi memoria no renuncia.
La calle que había entre nosotros ha ganado longitud
pero he renunciado a la renuncia.
Puedo vivir y morir nocturno.
Soy también una cobardía llena de coartadas.
Invectivas, odios, manías y orgullo,
pero también tenacidad.
Puedo vivir mi propio soliloquio.
Mi perniciosa devoción.
DE: versos conversos Derechos Reservados © 2009 Rogger Alzamora Quijano
tan tan lindo que me dió ganas de escribir también.
ResponderEliminarUna carícia al oído del alma.
Mi poeta y amigo, infinitos aplausos,
Cris
Mi amiga del alma, encontré esta generosa nota de hace tiempo. Mi tardía respuesta no refleja tu presencia constante en mi vida. Mil abrazos, poeta, artista y madre.
EliminarAmar puede ser costumbre, puede doler, puede incluso matar un corazón que aunque late a dejado de sentir alegría por sentir la tristeza de amar, al ser que no está y si lo esta no es para nosotros.
ResponderEliminar¿Qué se hace cuando hay mucho más que una calle...?
ResponderEliminarNo sé puede desdecir lo dicho, mucho menos sí de amor se trata, sí de amar se trata, cuando es inmenso el sentimiento. Aunque en el amor nada es excesivo, todo es insuficiente.
Hermoso poema...