Antes, en este mismo lugar, la luna se encendía sobre la espuma. Cual sepulcros, sus cráteres ocultaban todas las catástrofes incluso esta, promisoria y fugaz. Anoche, tras dos segundos ha desaparecido. Tal vez haya sido su encantamiento o mi perturbación.
No volvió. Aguardé el resto de la noche.
Es tarde ya, poco antes del amanecer, final de la ilusión. El cielo despejado le dio inmejorable escenario para la función.
No está. Sé que vaga por ahí. Sé que juega en algún lago. No aquí.
Sin sus grises ojos no hay vida en el abismal campo de los sueños.
Derechos Reservados © Copyright 2019 de Rogger Alzamora Quijano
No tú ni la luna, ambos esquivos, ambos oscuros y hermosos dependiendo del momento.
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