martes, 24 de septiembre de 2013
LA DESPEDIDA
Aquél veintitrés de septiembre el día era brillante como tu rostro.
Tejías como en los viejos domingos rumbo al campo.
Ovillo de lana, bolso amarillo, manos colibríes.
Penúltima esperanza de eternidad.
Me senté y te vi tejer mientras me preocupaba por sembrar el futuro.
Por la tarde dormiste un poco antes de regresar al suéter amarillo.
Hablamos mientras mirabas cómo las sombras conquistaban la ciudad.
Es un lujo tener una cama en un hospital, dijiste.
Es un lujo tener una mamá como tú, pensé.
Quizás no debí haberme ido,
pero quise regalarte al día siguiente la mejor nota de la clase.
Quizá no debí haberme ido.
Hubo nota y mañana y hubo noticia.
Cuando desperté, habías volado.
DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2013 de Rogger Alzamora Quijano
¡Emotivo recuerdo! Cuántos hijos quisieramos escribir de nuestros padres como tú. Tu mamá era una gran mujer y merece los mejores recuerdos. Eres un gran chico y estupendo escritor. Felicidades.
ResponderEliminarTiempo despues vuelvo. Esta amaneciendo aqui. Me sobrecoges el alma con esta nota a una madre. Tierno y sencillo. Paseare otra vez por tu casa y lo sabras.
ResponderEliminarCarinos, NMcP.
No sé que nota sacaste en el examen de Matemáticas, pero ella otorgó sobresaliente cum laude a tu último abrazo, la mejor nota de tu vida.
ResponderEliminarAbrazos, también, de mi parte
Dulce y memoriosa la nota a tu madre. Me conmueve.
ResponderEliminar