En aquél entonces tú y yo vivíamos cerca.
Cruzabas mi puerta y caminabas hasta la escuela.
Allí alumbrabas la fila de desamparados
y tu seráfica mirada repartía esperanza.
En aquél entonces corríamos con los perros
tras terneros y bueyes, entre flores libres y cactus eternos.
Bebíamos del arroyo su helada calma.
En aquél entonces conocimos el vacío de las despedidas.
En aquél entonces urgíamos un beso.
DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 1994 de Rogger Alzamora Quijano
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