martes, 19 de julio de 2011

EL DÍA QUE APRENDIMOS A BESAR


El mediodía iluminó la habitación, nuestras miradas y tu desconcierto.
Tu mano alisó mi cordura y un sismo dañó mis estructuras.
Entre noche y sol elegí tus pestañas.
Mientras nos invadía la necesidad del beso tantas veces postergado
y tu cintura ardía con notorio latido ante la inminente melodía
y se abrieron tus dientes sobre tu miedo y mi desmesura.



DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2011 de Rogger Alzamora Quijano

5 comentarios:

  1. A veces las palabras se quedan cortas para describir tal emoción, tal momento que se vuelve absoluto, en el cual no hay un antes e importa poco si hay un después.
    La vida misma se va en ello, por tal motivo, no me queda más que decir que es arrollador esto, porque seduce, porque invita, porque es vital, como el verano eterno que se vislumbra.
    Y aún así me quedo con la sensación de insuficiencia al comentar tal belleza, porque no se trata de una proyección de lector, sino de la apreciación y degustación del esplendor que describes, por ello siempre gracias.

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  2. a cada poema más belleza, está completamente fantastico... "Perdido entre la noche de tu pelo y el sol de tus ojos", son docenas de frases como estas que impactan... MARAVILLOSO mi amigo poeta, todas mis admiraciones.

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  3. muy bueno, de un erotismo sutil ejemplar. saludos.
    p.d: te invito a visitar mi blog

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  4. Genial, mejor no puede ser! Describir el acto más sublime del amor, como el besarse por primera vez ya con amor, pasión y absoluta entrega. Puaaaa!! Recuerdo mi primer beso con esos caracteres. Me llegó hasta las entrañas...
    El amor y sus bondades locas.

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