Ser tu hombro,
humano, sentido.
Tus manos piel y miel,
cerezas para tus fiebres de impaciencia.
Ser tus ojos
en oscuros derroteros donde
la cizalla de lagos delirio
corta abruptas celadas.
Tu corazón
débil pero rebelde,
donde se gestan causas,
contagian tus latidos la noción de esperanza.
Tu ser
invencible y bueno,
tu ser nuevo cada madrugada.
Ser tú
o tu otro yo.
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