jueves, 13 de agosto de 2015

YO ESCRIBO




Otros escriben de iras o ironías. Del fulgor del metal.
De exilios y agonías.
Yo escribo del amor. Del plural de primera persona.
De estómago y vísceras. De sujeto y participio.
 
Otros escriben de escasez y desgracia, de ideal e injusticia.
De revolución. De vanguardia. De proletarios y utopías.
De militantes, de hartazgos. De banderas y protestas.
De prisiones y huelgas.
 
Yo escribo de las melodías que el amor diseña.
De su partitura vibrante, de su solfeo abandonado.
De allegro y adagio.
Sinfonía del silencio, ópera del gozo. Abismo y cumbre.
 
De los mapas de los amantes. De sus coordenadas esotéricas
donde confluyen rubor, odio, vacío, nervio y delicioso insomnio.
 
Mis letras vienen de un modesto planeta
donde olvido y recuerdo contienen igual ilusión.
Donde la paz no existe, el dolor acecha,
donde gozar y sufrir son la misma falacia.
 
Otros escriben de furia y desaliento,
de hambre y cansancio, de flores y tumbas.
De pobres y ricos, de batallas y pactos,
de consigna y sangre. De dialéctica.
 
Yo escribo de cuerpos y azahares,
de placeres y desdichas. De ausencia.
De libertad, de tacto, de ofrendas cotidianas,
de perdones y promesas. De miradas.
 
Otros escriben de héroes y asesinos
yo escribo de mi raíz, mi madre, mis ancestros,
de mi tío-padre sabio y silencioso. De mi bucólico pueblo.
Yo escribo de la celebración. De flores y campos,
de lluvia y animales. De la exaltación de la memoria.
 
Yo escribo del amor ausente, obsecuente, obsesivo,
vendido y vencido. Del amor furtivo.
Del amor diáfano, incansable. Del amor neurótico y perseguido.
 
Del amor remoto, secreto, ilimitado, tácito, fulgurante, inmediato.
 
Otros escriben de todo. Yo escribo del amor.
Solitario, agridulce, demente, agónico.
Infame, trémulo, falaz, desesperado.
Del amor maldito. Del amor difunto.




DE: versos conversos Derechos Reservados Copyright © 2015 de Rogger Alzamora Quijano


martes, 11 de agosto de 2015

LA RETIRADA

Te otorgué los más rendidos epítetos y reclamé a los demás el pedestal que creí merecías. Pero tú ya no estabas. Me estrellé una y otra vez contra el muro de tu silencio. Como si tuvieras de qué avergonzarte. Pese a mis esfuerzos, te negaste a acpetar los hechos. Hubiera sido más fácil enfrentarlos aceptando que el amor se puede acabar a la vuelta de la esquina. Pasaron los días. Mientras yo intentaba una coartada, tu desidia me desmentía y tu silencio alimentaba las sospechas. A los ojos del resto habías claudicado, quien sabe si para eludir el escarnio. Recorrí cada una de las miradas. La decepción cundía en la sala. Después de eso, cada vez con menos convicción fui enumerando tus talentos. Tu ausencia multiplicó el desconcierto. Tu nombre encabezaba las fotografías en mis redes sociales. En todas parecíamos sólidos y enamorados. ¿Por qué darle alimento a los buitres? De haber aisitido les habrías obligado a beber de su veneno. Pero callaste. Optaste por un escape sin gloria, cuando debías mostrar coraje y entereza. ¿Yo? Devastado, me fui cruzando el festín de murmullos. No me interesa ser el bueno de la película. Lo que quedó de ti fue aquella foto que mostraba tu insolayable intención. DE: EL JUEGO DE LA VIDA Copyright © 2015 de  Rogger Alzamora Quijano