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lunes, 27 de octubre de 2008

INGRID BETANCOURT, PREMIO A LA CONCORDIA



Escribe: Rogger Alzamora Quijano

El 26 de diciembre de 2007 comentamos en esta página los preparativos de la liberación de algunos rehenes por las FARC, Clara Rojas incluida. Poco antes se habían recibido imágenes desgarradoras de Ingrid Betancourt. Ensimismada, derruida, esquelética. Muerta en vida. Hugo Chávez medraba con la situación, poniendo y quitando condiciones; estirando el tiempo para que le durara más su protagonismo.
Meses después Ingrid fue liberada (y no por Chávez, quien trataba como siempre de llevar agua para su molino con el cuento de que él mismo gestionaba la tarea). Sus ojos cerrados y su oración, en pleno vuelo del helicóptero que los rescató, fueron el sueño hecho realidad, pero también el fuera de juego del dictador.

El fin de semana que pasó Ingrid Betancourt fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. En realidad no es importante el premio per se, sino los motivos, las razones, y en suma: la sola presencia de Ingrid Betancourt, quien es una muestra viva de que se puede vencer la intolerancia, el abuso, el delito y la maldad. Estamos seguros que los militantes de las FARC habrán visto su propio fracaso y su vergüenza en las pantallas de la televisión. Nada peor que dejar a la vista los subterráneos propósitos de un grupo de fanáticos aliados del narcotráfico, que fungen de luchadores sociales sin escatimar alianzas con los capos de la droga, unión que conlleva lo más ruin de la naturaleza humana: secuestro, asesinato, extorsión, tráfico, corrupción, etc. etc.

Por eso, la presencia de Ingrid Betancourt es valiosa. El reconocimiento a su persistencia, a su valor. Verla nos fortalece. Nos une frente a aquellos. Y por eso es importante que haya recibido el Premio a la Concordia.


1 comentario:

  1. que hermoso recuerdo verla ella liberada,gracias al articulo,saludos desde Israel, Helen.

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